La Retórica constituyó, junto con la Gramática y la Dialéctica, el Trivium, es decir, las tres disciplinas preliminares de las siete artes liberales que se impartían en las universidades. Las principales autoridades medievales en retórica fueron tres estudiosos romanos de los siglos V, VI y VII: Marciano Capella, autor de las Bodas de Mercurio y Filología, tratado basado en una alegoría de las siete artes liberales (además del Trivium, el Quadrivium: Aritmética, Astronomía, Geometría y Música); Flavio Casiodoro, historiador y fundador de monasterios, célebre por sus Institutiones diuinarum et saecularium litterarum, cuyo segundo libro contiene una relación de las siete artes liberales; e Isidoro de Sevilla, arzobispo español autor de las Etimologías, una obra enciclopédica que reúne la erudición del mundo antiguo.
Durante el renacimiento, el estudio de la Retórica continuó basándose en las obras de escritores como Cicerón, Quintiliano y Aristóteles, cuya Poética se difundió, desde finales del siglo XV hasta el XVII, gracias a traducciones italianas. Los manuales de Retórica, casi todos en latín, se convirtieron sobre todo en guías para escribir bien, para saber hacer versos. Este proceso lo desarrollarían los jesuitas, dando mayor relieve a la noción de orden, expresada en la identidad entre disciplina escolar, disciplina del pensamiento y disciplina de lenguaje. Destacan los manuales de los padres Núñez, Susius y Suárez. El primero, en su Institución, incluye ejercicios, las tres partes fundamentales de la retórica (invención, ordenamiento y estilo) y una parte moral (la sabiduría). En 1541, el fraile jerónimo Miguel de Salinas publicó en Alcalá de Henares una Retórica en lengua castellana "para que con ella, no sabiendo latín, pudiese entender algo de lo que los retóricos latinos y griegos ponen acerca de la ciencia del bien hablar y escribir y aprovecharse de ello". De 1604, en Toledo, es la primera edición de Eloquencia española en arte de Bartolomé Jiménez Patón. La importancia de la construcción retórica se revela, a través de aspectos parciales, en textos como el Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega y en los comentarios dispersos que, sobre el uso del lenguaje y la composición del texto, aparecen en Cervantes.
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